septiembre 05, 2011

Au revoir, Bélgica

Ciney - Spontin:  9.4 km Ver ruta
Spontin- Sterpenich: 116 km ¡Record! Ver ruta



La noche de mi última entrada tuve algunas dificultades para encontrar donde acampar. Es curioso pero aunque Bélgica no parece superpoblada, da la impresión de que todo es propiedad privada. También diría que aunque la gente con que me crucé en el camino fue toda realmente amable, no creo que la hospitalidad esté muy arraigada en la cultura del país. En fin, anoche acampé en un enorme terreno en desuso y conversé durante un buen rato con una señora que paseaba a sus perros. Antes de irse preguntó si necesitaba algo y si, desesperadamente agua y mucha por favor.

Ayer…

No creo haber estado antes  tan cerca de renunciar al viaje. Seguro, mucho depende de la concentración propia pero tampoco pude contar con ella durante las primeras horas del día. Salí del bosque donde había acampado. Había llovido toda la noche pero aún estaba relativamente seco. Cuando llegué al camino y noté que mi llanta trasera estaba baja se desató la lluvia nuevamente y no paró hasta algunas horas después del medio día. Los frenos de la Negra se convirtieron (o terminaron de convertirse) en pulpa con el agua así que, ese domingo lluvioso, tuve que pasarlo casi sin frenos. Así, empapado por la lluvia y el sudor, avancé luchando con el camino por cada metro. Tras intentar sin éxito re-enfocarme por varios medios se me ocurrió que el  estado de ánimo también depende de la química del organismo y, para comprobar ese corolario, me detuve en un tianguis de cosas de segunda mano que hallé junto a la carretera y me zampé una hamburguesa con papas y un café. ¡Realmente funcionó! Después de comer y tener una breve charla con un una pareja mayor que se sentó junto a mí, volví a la Nacional 4 cambiado y pudiendo pensar en términos como –“desplazarme bajo la ominosa mirada de Tláloc- en lugar de –“pinche lluvia de mierda, etc.”- Ahí comenzó a mejorar todo. A partir de entonces comencé a pedalear casi con rabia.

En fin  cuando volvió la amable señora al lugar donde acampé anoche, lo hizo con una botella de cuatro litros de agua con la que por supuesto me bañé y dormí un sueño profundo.

Luxemburgo

Escribo esto desde un centro comercial a 5 km de Luxemburgo donde compré algo de comida y los indispensables frenos que acabo de instalar y que hacen que me vuelva el color a la cara. Después de meses no poderme comunicar satisfactoriamente, esos últimos días han sido un gusto porque, aunque mi francés está lejos de ser perfecto ¡por lo menos ya sé que responde la gente cuando pregunto algo! No por mucho tiempo  por que espero entrar hoy en Alemania aunque dicen que la mayoría de la gente habla inglés así que bueno, veremos. Próximo destino Stuttgart, a unos 312 km de aquí.