julio 26, 2011

Cruzando Bulgaria


Plovdiv- Tsarevo: 339 km  Ver Ruta

Ayer paré en un lindo pueblito llamado Tsarevo después de pedalear varios días.  Lo que ha sucedido desde la última entrada que escribí me resulta un tanto confuso por que no hice anotaciones aunque tengo bien presente las cosas notables que sucedieron en el camino. Intentaré escribir esto a manera de sumario.

Al salir de Plovdiv me dirigí al este por el centro del país. La mayor parte del camino está rodeada por campos de cultivo que se extienden hasta el horizonte y el viento al no encontrar barrera alguna corre con fuerza por las llanuras y las colinas -caliente al no haber árboles que conserven la frescura. A veces el efecto es como estar frente a una secadora de cabello. Por fortuna hay pueblos que cuentan con suministro de agua potable a menudo proveniente de manantiales que, según me han explicado, abundan en Bulgaria. En esto suministros providenciales hice incontables paradas para rellenar mis botellas de agua y empapar mi gorra y mi playera. Hasta he comenzado a usar bloqueador solar.

Así trascurrieron la mayoría de estos días. Debo decir que siempre encontré excelentes lugares para acampar, a menudo junto a algún río, laguna o estanque y esto me  ayudó a mantener los malos olores de la jornada a un nivel aceptable.

Comenzaba a pensar que la travesía en Bulgaría iba a transcurrir sin mayor novedad. Pero un día mis llantas comenzaron a poncharse sin motivo aparente y me terminé los parches que traía. Tenía la molesta sensación de estar sufriendo algún mal de ojo hasta que recordé un incidente del día anterior: estaba subiendo unas colinas cuando vi que en un sembradío –o lo que quedaba de él- había un incendio. Un incendio menor, pero que había ardido a ambos lados de la carretera. Me apresuré a pasar entre la humareda de unos cuantos metros y me alejé de aquel lugar. Supongo que el calor estropeó la cámara de mis llantas para las que por fortuna tenía repuesto y que en una vulcanizadora –donde hablaban español- me ayudaron a checar y de paso me hice de más parches. 

Había tenido poco contacto con la gente local, a diferencia de Croacia y Serbia. No había aprendido mucho del búlgaro y me ayudaba con las palabras que conocía y que sonaban similares para hacer compras y otras tareas menores. Una noche entre los sembradíos comenzaba a preocuparme por no encontrar donde pasar la noche cuando entré en conversación con una persona ya mayor en un pueblito y conforme intentábamos comunicarnos comenzó a llegar más gente y cuando me di cuenta ya me ofrecían un lugar para pasar la noche.  Era una comunidad de turcos, al parecer todos emparentados y me ofrecieron cena y un baño en casa de uno de ellos. El baño ha sido el mejor que haya visto en todo este tiempo y me cayó de lujo. Al día siguiente tuve que retomar mi ruta a escondidas por que mi anfitrión, en su fervor hospitalario, me acompañó hasta la calle para asegurarse de que tomara su camino correcto- la autopista. 

Otra noche, mientras me relajaba con una cerveza al final del día trabé conversación con un grupo de personas que al principio tomé por campesinos pero que pertenecían a una comunidad roma, es decir, gitanos. La cosa con los gitanos es que no necesariamente son bienvenidos en los muchos países donde viven porque… bueno, es complicado. El caso es que nos divertimos bastante  y al final me ofrecieron ir con ellos a su campamento donde, dicho sea de paso, también tuve una cena de maravilla y un baño en el bosque.

La comida ha sido una revelación en este viaje. He estado experimentando en la “cocina” y de paso he ido mejorando mis cenas al punto de esperar con ansias la siguiente. El queso sirene que al parecer es el que conocemos como feta abunda por todo el país y es muy barato. Las ensaladas de jitomate con queso sirene y un poco de aceite de oliva son una maravilla. También está los pimientos asados que se rellenan con el mismo queso y el sabor es insuperable salvo si los pimientos son mal habidos. La miel es otra cosa, se produce mucha miel casera y se pueden comprar los tarros junto a la carretera los cuales, aparte de la miel llevan cacahuates y nueces ah…! El Paaaaan, ¡oh! En los pueblitos hay panaderías super baratas y tienen el mejor pan que he encontrado- panes rellenos de chocolate que DE HECHO están rellenos de chocolate. Los hay rellenos de queso, incluso de pizza. 

 La cuestión de la comida, sin embargo, casi se convirtió en un problema. Algunos días pasaba por pueblos con la esperanza de encontrar una tienda para aprovisionarme sólo para hallar un amasijo de casas abandonadas y calles desiertas, los pueblos siguientes tampoco prometían mucho más. Fue entonces cuando empecé a dedicarle más esfuerzo a mi búlgaro para por lo menos poder interrogar a la poca gente que encontraba, en busca de tiendas o agua. Una mañana entré con este propósito  en un pueblo diminuto (de tan sólo 10 personas) de nombre Varovnik, en medio del parque nacional de Strandza. De una de las casas salió un perro a ladrarme seguido de su dueño que intentaba callar al perro. Cuando lo hube saludado y hecho las preguntas pertinentes me dijo que no había una sola tienda en varios kilómetros a la redonda, acto seguido me invitó a pasar por un café. Encontré un pareja de unos 65 años, retirados y viviendo de sus respectivas pensiones y de la producción de su huerto. Desayunamos y platicamos bastante rato ayudándonos de los dibujos que hicimos en la mesa que utilizamos como pizarrón. También me mostraron una colmena que tienen y que les da quince  frascos de miel cada año, eso y una bola de propóleo que se usa como antibiótico mezclando un poco con rakia (licor). 

Ahora estoy en Arapia, una zona de camping junto al Mar Negro. Quisiera quedarme un día mas pero ya me pican los zapatos así que me voy al rato, tarde, pero me voy. El dueño del camping es muy simpático y la otra noche me llevó de compras y preparó unas salchichas buenísimas para las que ¡ay! me hicieron falta unas tortillas y salsa.

El terreno es bastante accidentado y se pone más interesante aún cerca de la frontera así que lo tomaré con calma. Salgo con destino de Malko Tarnovo, pueblo fronterizo, y al entrar en Turkía tomaré alguna ruta costera tan pronto como pueda.



julio 18, 2011

Por el centro de Bulgaria


Sofía- Samokov: 60.5 Ver ruta
Samokov- Belovo: 52.2  Ver ruta
Belovo- Plovdiv: 70.1 Ver ruta

Salida de Sofía

Salir de las capitales tiene sus complicaciones y esta no fue la excepción, como era de esperarse encontré ríos de automóviles, todos con prisa y ansiosos de utilizar su claxon. Debo decir que dejar la ciudad un viernes y especialmente rumbo al sur donde está el lago-presa Izkar y más adelante el parque nacional de Rila aumenta la probabilidad de tráfico. Ese día estuvo bastante completo tomando en cuenta eso, sumando unas buenas pendientes y ciertas personas aparentemente reticentes a compartir información. Al final tuve la suerte de encontrar un área de camping indicada en el mapa mas no en la carretera y después de platicar un rato con algunas personas que también estaban de campamento me fui con gusto a la “cama”.

Internándome en Bulgaria

Los últimos dos días han sido buenos y muy variados. Primero, un sol calcinante y unas pendientes de 8% para comenzar la mañana, luego un descenso largo y emocionante hacia las planicies del centro de Bulgaria y para terminar el día, campamento junto a un río y ¡oh! ¡Cena caliente! Ayer la mitad del día estuvo soleado a más no poder y las llanuras bordeadas de sembradíos no ofrecen mayor resguardo .Durante de la pausa del almuerzo el cielo amenazó con desatar una tormenta de proporciones bíblicas. Al final no fue tanto como eso pero si cayó una potente lluvia con granizo durante una media hora, por suerte hallé muy cerca de donde tomaba el almuerzo un muy buen refugio y salí tan sólo 45 minutos después de lo previsto hacia las calles inundadas. El resto del día fue pan comido, con camino plano y fresquísimo. Al final, campamento junto a un río, cena caliente y banquete para los mosquitos.
Hoy entré en Plovdiv para escribir esta entrada, algunos correos y visitar un poco. La interrogante es ¿derechito a Turquía por la vía más transitada o desvío hacia el Mar Negro con más vuelta pero carreteras menores? ¡Me inclino por la segunda! Salgo rumbo de Dimitrovgrad.

Fotos en la siguiente entrada.


julio 14, 2011

Salida de Serbia, entrada en Bulgaria


 Knjazevac- Pirot: 69 km Ver ruta (aproximada, google maps no registra la ruta exacta que seguí)
 Pirot - Sofía: 93.2 km Ver ruta


Salí de Knjazevac mucho más tarde de lo que hubiera querido, a las 11, con la gris perspectiva de pasar otro día sudando a chorros bajo el sol inmisericorde y subiendo a las cimas de Stara Planina rumbo de Pirot. Curiosamente el camino resultó mucho más sencillo y menos agotador de lo que hubiera esperado una vez que puse en práctica todas las mañas que aprendí el día anterior,  sobre todo lo tomé con mucha calma y  hasta me detuve a echar un chapuzón en un río al lado del camino. La carretera estaba casi desierta, los paisajes eran espectaculares y lo mejor, que estaba suficientemente descansado para apreciar el viaje. El premio: un descenso largo y emocionante durante el cual sólo me detuve a tomar agua.
Por la noche llegué a Pirot y preguntando llegué a la piscina de la ciudad, que se veía excelente para acampar pero poco probable. Después de preguntar un tanto más di con los propietarios y encargados de uno de los bares de playa quienes me invitaron a poner mi casa de campaña junto a la suya, las únicas en el lugar. Pasamos la noche platicando y al día siguiente me invitaron a quedarme a su fiesta de 3 a 5 de la tarde, que cuando el negocio realmente se anima hasta el punto de la locura. Con tan solo 22 años estos chicos manejan un negocio exitoso al tiempo que lo pasan de maravilla.
Hvala Srbjia
Salí de Pirot a eso de las 11 de la mañana al último tramo sobre territorio serbio. Tres horas después llegué a la frontera donde me formé entre los automóviles como uno más de ellos, sosteniendo el pasaporte con los dientes mientras me acercaba al punto de revisión y el oficial sonreía al ver MÉXICO impreso en él.
Habiendo dejado Serbia me siento afortunado, como si hubiera descubierto un secreto bien guardado. Sus ciudades que no le piden nada a ninguna capital famosa, sus paisajes de ensueño, su gente hospitalaria y abierta me recibieron con una sonrisa y me hicieron sentir como en casa. Por todo lo que viví en Serbia con ustedes, muchas muchas gracias.
Bulgaria
El primer tramo dentro del territorio Búlgaro fue un tanto desconcertante, una pendiente constante pero imperceptible que se extiende varios kilómetros me hizo dudar en varias ocasiones de que los frenos estuvieran rozando las llantas. Más tarde al llegar a la cima comprobé que en efecto había estado ascendiendo y mi recompensa fue un descenso largo y suave que se extendió prácticamente hasta llegar a la capital, Sofía.  Por la tarde, a unos 20 km de la ciudad comencé a buscar un lugar para pasar la noche y entré en un pueblo diminuto que me pareció agradable. Después de cierto tiempo me crucé con un hombre de unos 60-70 años que trabajaba en la calle con sus 5 nietos, de unos 7 a 13 años. Después de platicar algún tiempo me invitó a poner mi casa de campaña en su jardín, lo cual no fue posible sino hasta una hora más tarde por que entre los nietos y sus padres se armó tal alboroto por mi llegada que no pude hacer más que entretenerlos y responder a las preguntas que me hicieron. Más tarde cuando todos se hubieron ido pude terminar de armar la casa de campaña y fui invitado a cenar por el abuelo, con quien platiqué durante varias horas en una especie de inglés-alemán-serbio-búlgaro y probé su excelente guisado  que lleva el nombre de Manga.
Sofía
Salí temprano hacia la espectacular ciudad de Sofía. Me esperaba un buen descenso que me llevó con rapidez a la ciudad donde, sin embargo, tardé varias horas para encontrar la casa de mi anfitrión Mihail. Hoy es el último día que paso en la ciudad, contento de la visita pero ansioso de continuar.
Nota: Al parecer no hay muchas rutas alternativas para llegar a Sofía de Dimitrovgrad en Serbia. Seguí la carretera número 8 con la preocupación del tráfico pesado durante el día y entre semana. Sin embargo, no encontré tráfico pesado y en todo momento me sentí seguro en la carretera, incluso cuando se convierte en una de cuatro carriles pasando Slivnitsa en Bulgaria.  






julio 09, 2011

Ah si, las entrevistas

Bueno pues aqui les muestro las entrevistas del Festival del Vino en Novi Sad, hubiera querido editarlas y darles una buena presentacion pero ya que grabé una de lado no pude, con el poco tiempo de que disponía, rotarla para que quedaran las dos en misma.



julio 08, 2011

Bulgaria cerca, muy cerca


Donji Milanovac- Zajecar: 81.1 km Ver ruta
Zajecar- Kniazevac: 41.7 km Ver ruta

Al dia siguiente…

Salí del camping a eso de las 9:00, algo tarde para el sol que ya está haciendo estos días. Fue un día plácido después de las interminables vueltas del día anterior y hasta me di el lujo de dejar la EV6 para tomar una ruta alterna que los ciclistas de Belgrado me habían aconsejado y que cruzaba una pradera, dunas de arena cubiertas por una fina capa de pasto y parches ocasionales de bosque.  Pasadas las 4:00 p.m. entré en un camino que bordeaba un río tributario del Danubio, al final del cual encontraría el embarcadero donde zarpa el ferri que lleva al otro lado del río. Un lugar bellísimo, tanto que me dije – ¡Como me gustaría acampar aquí!- y al final acabé haciéndolo porque el ferri  salía hasta las 7:00 p.m. y decidí acampar ahí cerca y tomar el primero que saliera por la mañana. Esa noche cociné mi primera cena en fogata: una sopa de fideos con salchicha y con cebolla y una papa a las brasas, que una lluvia intempestiva y breve estuvo a punto de arruinar. La cena quedó bastante buena aunque algunos de los fideos quedaron un poco crudos y la papa algo más dura de lo que hubiera querido, pero con el hambre que traía…

Último tramo junto al  Danubio

La única razón por la cual no seguí el Danubio hasta el final por la EV6 como todos los ciclistas que he encontrado es que tengo ganas de ver Sofía, la Capital de Bulgaria. Este último tramo inspiraba bastante respeto en el mapa por que la elevación del terreno es considerable, sin embargo, resultó ser una de las mejores etapas del viaje hasta ahora.  Comencé el día sin sentirme muy energético pero a medida que me internaba en esa sección de la ruta y me maravillaba con los paisajes, me daban más y más ganas de seguir adelante. Fue un día excelente, siendo el último tramo lo más difícil del camino. Antes de llegar a Donji Milanovac, unos 20 km antes, comienzan una serie de túneles siendo los primeros dos los peores por ser de longitud mayor a 200m. Tuve que parar varias veces para asegurarme de que no vinieran autos en ningún sentido antes de cruzar. Después de pasar otros 5-6 puentes menores encontré el señalamiento de la EV6 que indicaba una desviación a la izquierda, ¡tal vez hubiera sido mejor quedarme en la carretera! Lo que siguió fue ciertamente una etapa bella pero extenuante, bajadas empinadas y subidas iguales y tramos de grava entre los cerros en los que tuve que bajarme a empujar la bici cuesta arriba. Al final del día llegué exhausto pero feliz a D. Milanovac donde encontré la oficina de turismo y el encargado, muy amable, me permitió utilizar el internet desde donde mandé la última entrada con algunas fotos de esta etapa. Antes de irme, y ya oscurecía, me enteré de que no había un camping en el área pero que había una playa en la cual se podía acampar con seguridad a un km de distancia. Durante algún tiempo busque dicha playa sin éxito hasta que con el último lumen de la tarde vi una especie de embarcadero, muy pequeño, con una playita que a lo mejor resultaba buena para acampar en esas condiciones ya desesperadas. Al bajar la cuesta me encontré frente a dos hombres que pescaban y que me miraban con aspecto desconcertado y sin perder un momento les dije, como pude, que estaba viajando en bici pero que no había encontrado donde acampar y, viendo que ellos estaban preparados para pasar la noche pescando en ese sitio, les pregunté si les importaba que acampara ahí mismo. No solamente se mostraron muy amables y me alumbraron con su lámpara mientras armaba la casa de campaña, sino que después hasta me invitaron a cenar un delicioso Gulash (esencialmente igual al Kotlich) cocinado en el sitio. Esa noche al escuchar los ronquidos junto a mi casa de campaña me sentí como en un campamento de la escuela y, con la panza llena, me sumé al coro de roncadores.

Hacia el Sur

Con cierta reticencia abandoné el curso del río para internarme en las montañas. La razón de esto es que si iba a pasar por Sofía, los mejor según los consejos que recibí, sería ir  hacia el sur en dirección de Nis, una de las tres principales ciudades de Serbia. Al hacer esto podría ver una región que me habían recomendado mucho y sacarle el mayor provecho posible a mi Serbio incipiente antes de cambiar de país. En esta ruta se pasa tan cerca de Bulgaria que el celular a menudo capta el roaming de dicho país. Al principio del día avancé con buen ánimo y con rapidez, mas tarde sin embargo me esperaba un buen reto. Durante varias horas la cuesta arriba se hacía más y más pronunciada y el calor era tremendo. En cierto punto comencé a avanzar por partes, una curva y descansaba, otra curva y descansaba. En un río mojé mi camiseta y la gorra para refrescarme un poco y se secaron en menos de 20 minutos. Después, claro, vino la recompensa de los largos y emocionantes descensos en lo que también hace falta una buena dosis de concentración pero el gusto que da sentir el viento fresco en el rostro…
Al caer la tarde me encontré entre sembradíos donde los parches de bosque abundaban y elegí lo mejor que pude uno para acampar. No había señales de gente viviendo cerca ni se podía verme entrar desde los autos pero no contaba con la muralla de zarzales que iba a tener que atravesar y las nubes de mosquitos que serían el comité de bienvenida. Media hora más tarde entre rasguños y maldiciones logré poner todo el equipo en una zona adecuada y era la hora de cocinar. Aprovechando la luz del día prendí una fogata, de manera que la luz no llamara la atención y el resultado fue otra sopa de pasta con tocino que me supo exquisita y una papa a las brazas, esta vez mucho mejor cocinada. ¡Como me urgía ya un baño!

Bulgaria cerca, muy cerca.

Otro día de calor intenso, la marca del sol en los brazos por donde llega la manga parece separar el bronceado de dos personas diferentes. Aunque el camino tenía pendientes menos abruptas el calor me agotó pronto aunque en repetidas ocasiones mojé la playera y la gorra para mantenerme fresco. Así que paré más temprano de lo usual en Kjazevac a buscar un lugar donde pasar la noche y, por dios, ¡tomar un baño! En la oficina de información turística me encontraron una habitación por la que pagué bastante más de lo que hubiera querido, 20 euros, pero a esas alturas difícilmente me hubiera podido negar. Lo bueno fue que venía con desayuno incluido y ¡tiene internet! Desde el cual estoy poniendo esta entrada. Aproveché para cargar la batería del celular, cámara y computadora, rellenar botellas de agua, lavar los muy sucios utensilios de cocina y dormir como un bendito.
Hoy trataré de llegar lo más cerca posible de Pirot, de manera que esté pasando la frontera temprano el domingo, buscando el menor tráfico posible. Según el mapa, hoy será un largo día de cuestas.