julio 08, 2011

Bulgaria cerca, muy cerca


Donji Milanovac- Zajecar: 81.1 km Ver ruta
Zajecar- Kniazevac: 41.7 km Ver ruta

Al dia siguiente…

Salí del camping a eso de las 9:00, algo tarde para el sol que ya está haciendo estos días. Fue un día plácido después de las interminables vueltas del día anterior y hasta me di el lujo de dejar la EV6 para tomar una ruta alterna que los ciclistas de Belgrado me habían aconsejado y que cruzaba una pradera, dunas de arena cubiertas por una fina capa de pasto y parches ocasionales de bosque.  Pasadas las 4:00 p.m. entré en un camino que bordeaba un río tributario del Danubio, al final del cual encontraría el embarcadero donde zarpa el ferri que lleva al otro lado del río. Un lugar bellísimo, tanto que me dije – ¡Como me gustaría acampar aquí!- y al final acabé haciéndolo porque el ferri  salía hasta las 7:00 p.m. y decidí acampar ahí cerca y tomar el primero que saliera por la mañana. Esa noche cociné mi primera cena en fogata: una sopa de fideos con salchicha y con cebolla y una papa a las brasas, que una lluvia intempestiva y breve estuvo a punto de arruinar. La cena quedó bastante buena aunque algunos de los fideos quedaron un poco crudos y la papa algo más dura de lo que hubiera querido, pero con el hambre que traía…

Último tramo junto al  Danubio

La única razón por la cual no seguí el Danubio hasta el final por la EV6 como todos los ciclistas que he encontrado es que tengo ganas de ver Sofía, la Capital de Bulgaria. Este último tramo inspiraba bastante respeto en el mapa por que la elevación del terreno es considerable, sin embargo, resultó ser una de las mejores etapas del viaje hasta ahora.  Comencé el día sin sentirme muy energético pero a medida que me internaba en esa sección de la ruta y me maravillaba con los paisajes, me daban más y más ganas de seguir adelante. Fue un día excelente, siendo el último tramo lo más difícil del camino. Antes de llegar a Donji Milanovac, unos 20 km antes, comienzan una serie de túneles siendo los primeros dos los peores por ser de longitud mayor a 200m. Tuve que parar varias veces para asegurarme de que no vinieran autos en ningún sentido antes de cruzar. Después de pasar otros 5-6 puentes menores encontré el señalamiento de la EV6 que indicaba una desviación a la izquierda, ¡tal vez hubiera sido mejor quedarme en la carretera! Lo que siguió fue ciertamente una etapa bella pero extenuante, bajadas empinadas y subidas iguales y tramos de grava entre los cerros en los que tuve que bajarme a empujar la bici cuesta arriba. Al final del día llegué exhausto pero feliz a D. Milanovac donde encontré la oficina de turismo y el encargado, muy amable, me permitió utilizar el internet desde donde mandé la última entrada con algunas fotos de esta etapa. Antes de irme, y ya oscurecía, me enteré de que no había un camping en el área pero que había una playa en la cual se podía acampar con seguridad a un km de distancia. Durante algún tiempo busque dicha playa sin éxito hasta que con el último lumen de la tarde vi una especie de embarcadero, muy pequeño, con una playita que a lo mejor resultaba buena para acampar en esas condiciones ya desesperadas. Al bajar la cuesta me encontré frente a dos hombres que pescaban y que me miraban con aspecto desconcertado y sin perder un momento les dije, como pude, que estaba viajando en bici pero que no había encontrado donde acampar y, viendo que ellos estaban preparados para pasar la noche pescando en ese sitio, les pregunté si les importaba que acampara ahí mismo. No solamente se mostraron muy amables y me alumbraron con su lámpara mientras armaba la casa de campaña, sino que después hasta me invitaron a cenar un delicioso Gulash (esencialmente igual al Kotlich) cocinado en el sitio. Esa noche al escuchar los ronquidos junto a mi casa de campaña me sentí como en un campamento de la escuela y, con la panza llena, me sumé al coro de roncadores.

Hacia el Sur

Con cierta reticencia abandoné el curso del río para internarme en las montañas. La razón de esto es que si iba a pasar por Sofía, los mejor según los consejos que recibí, sería ir  hacia el sur en dirección de Nis, una de las tres principales ciudades de Serbia. Al hacer esto podría ver una región que me habían recomendado mucho y sacarle el mayor provecho posible a mi Serbio incipiente antes de cambiar de país. En esta ruta se pasa tan cerca de Bulgaria que el celular a menudo capta el roaming de dicho país. Al principio del día avancé con buen ánimo y con rapidez, mas tarde sin embargo me esperaba un buen reto. Durante varias horas la cuesta arriba se hacía más y más pronunciada y el calor era tremendo. En cierto punto comencé a avanzar por partes, una curva y descansaba, otra curva y descansaba. En un río mojé mi camiseta y la gorra para refrescarme un poco y se secaron en menos de 20 minutos. Después, claro, vino la recompensa de los largos y emocionantes descensos en lo que también hace falta una buena dosis de concentración pero el gusto que da sentir el viento fresco en el rostro…
Al caer la tarde me encontré entre sembradíos donde los parches de bosque abundaban y elegí lo mejor que pude uno para acampar. No había señales de gente viviendo cerca ni se podía verme entrar desde los autos pero no contaba con la muralla de zarzales que iba a tener que atravesar y las nubes de mosquitos que serían el comité de bienvenida. Media hora más tarde entre rasguños y maldiciones logré poner todo el equipo en una zona adecuada y era la hora de cocinar. Aprovechando la luz del día prendí una fogata, de manera que la luz no llamara la atención y el resultado fue otra sopa de pasta con tocino que me supo exquisita y una papa a las brazas, esta vez mucho mejor cocinada. ¡Como me urgía ya un baño!

Bulgaria cerca, muy cerca.

Otro día de calor intenso, la marca del sol en los brazos por donde llega la manga parece separar el bronceado de dos personas diferentes. Aunque el camino tenía pendientes menos abruptas el calor me agotó pronto aunque en repetidas ocasiones mojé la playera y la gorra para mantenerme fresco. Así que paré más temprano de lo usual en Kjazevac a buscar un lugar donde pasar la noche y, por dios, ¡tomar un baño! En la oficina de información turística me encontraron una habitación por la que pagué bastante más de lo que hubiera querido, 20 euros, pero a esas alturas difícilmente me hubiera podido negar. Lo bueno fue que venía con desayuno incluido y ¡tiene internet! Desde el cual estoy poniendo esta entrada. Aproveché para cargar la batería del celular, cámara y computadora, rellenar botellas de agua, lavar los muy sucios utensilios de cocina y dormir como un bendito.
Hoy trataré de llegar lo más cerca posible de Pirot, de manera que esté pasando la frontera temprano el domingo, buscando el menor tráfico posible. Según el mapa, hoy será un largo día de cuestas.